...Teresa Falcon “El viaje de regreso a la memoria” Octubre-Diciembre 2008
Todos compartimos el viaje, pero jamás el retorno, acompañamos en cuerpo y alma al que se va, y vamos a desconocer siempre al que regresa.
El que decide partir, tarde se da cuenta de que no hay regreso, ni siquiera, de nuevo, a él mismo.
La necesidad de hacer una invitación al viaje es querer continuar la complicidad con el tiempo, imaginar que este se detiene y se plasma con fuerza e intensidad en el lienzo. Francisco Barajas, sigue de vuelta una y otra vez en este laberinto, que encuentra en cada instante, todas las imágenes, de horas mezcladas en sensaciones de distintos momentos, del ser aquí y ahora. Embarcarse en este pequeño y gran momento de vida, de lienzo, de color, movimiento de ida y vuelta de este espacio total, en el que se transportan las pupilas de vidas reflejadas en todos los viajes, de su vida, su entorno, su conciencia, neutralidad benévola de la creación.
Constantemente nos revela y nos hace mirar lo que no se ve, mundos fragmentados del correr de los vientos, impetuosos, jalándonos al horizonte del viaje sin regreso, reflexión de lo que sabemos perdido, tempestad que nos rebasa, creer que lo absoluto cabe en los ojos de este momento, conjugar historias, color, ausencias y presencias. El pintor nos acerca imágenes, sombras unas sobre otras, como nuestro paso por la tierra, en donde al final, somos energía de color que se desvanece con el pincel, veladuras, amalgamas que comparten la línea tenue y el camino lento del horizonte, en el que todo sucede, aun sin darnos cuenta.
Dimensiones que deja en descanso, como relajadas en un oleaje lento, donde surge el espectro que evita y convierte todo en imágenes andantes, de nuevo movimiento del espacio compartido, la eterna invitación del pintor a su mundo, de encuentros y desencuentros de personajes que ya han estado en sus cuadros. Memoria abstracta de nuestra propia vida, con recuerdos que se escapan y se embarcan en otros viajes sin regreso hacia todas partes, y en todo momento la mirada del hombre puesta en esta evocación de la partida más que de la espera.
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