sábado, 18 de abril de 2009

Francisco Barajas por...

...Mario BARGHOMZ/Junio de 2004



La pintura de Francisco Barajas evade la existencia de lo obvio, para juzgarlo es necesario apelar a la apertura de un juicio imaginativo que sin omitir el carácter estético de sus composiciones geométricas, debe aspirar a encontrar en cada uno de sus cuadros, el valor esencial de sus contenidos.
Podríamos observar en cada uno de los títulos que integran esta muestra, el afán de un discurso geométrico que como música barroca se repite en un mismo acorde y estilo hasta plasmar en un mismo espacio, la armonía de las líneas, los contrastes y volúmenes; cuerpos que se llenan de luz o contornos, manchas y lineas que como una sintaxis que se lee en claroscuro, prefieren la inmediatez de un hallazgo a la certitud que no encontraría contexto en este ámbito.
Esculturas que recuerdan los albores de un modernismo ecléctico y tránsfuga a expensas de lo que pudiera parecer verosímil; pequeñas torres de fierro con ninguna otra intención que el creativismo en sí, abierto y llano, imaginativo y firme, y al mismo tiempo, una búsqueda y un encuentro con lo extraordinario e inusual ante los ojos y los sentidos.
"Paisaje múltiple" parece de pronto una galería matemática, un paisaje cubista o geométrico; pintura concreta plasmada en un universo infinito de posibilidades; las líneas de trazo usualmente recto y seguro, colores que se combinan a sí mismo en sus tonos verdes, rojos, azules o amarillos, universo cromático, planos frontales dentro de una circunstancia que pareciera anárquica y que, sin embargo, estemos seguros que el artista dirige.
La abstracción tienen sentido en sí misma; Klee o Kandinsky son los mejores ejemplos. El pintor como el poeta hablan en su propio lenguaje, y cuando lo hacen, la literalidad de su lenguaje merma bajo la abstracción de su sentido. Purísimo y poesía son dos formas auténticas de que la virtud se apropia para interpretar aquello que el pensamiento o los sentidos no sujetan a la racionalidad.
Francisco Barajas utiliza este lenguaje abstracto donde la norma no parece ser el pensamiento, sino aquéllos que los sentidos se empeñan en crear a través de un rango más psíquico que racional, el impulso y la reacción de acontecimientos íntimos y situaciones que el pintor transforma y embellece.
La belleza, decía Platón, es aquella que los sentidos perciben, la belleza de una idea o un acontecimiento sólo es posible en el alma. Y es ahí (en el alma) donde nace seguramente la pintura de Francisco Barajas.
Para mirarla; hay que observarla también con los mismos ojos.

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